LA TRANSICIÓN
A fines del siglo XVIII y a comienzos del XIX, como consecuencia de nuevas relaciones sociales, el juego de pelota no tiene tanta influencia como en un principio. Solamente se mantiene gracias a su adopción por parte de los alumnos de las capas acomodadas que frecuentaban las public schools. Estos estudiantes se manejan en forma autónoma frente a este entretenimiento beneficiados por el vacío de autoridad de los maestros, socialmente peor situados. Hasta alrededor de 1830 los juegos conservan sus características generales en los colegios: organización difusa, informal, prácticas con reglas no escritas, cambiantes y evolutivas. En el caso de los partidos siguen sin diferenciarse las tareas y sin ponerse límites a las faltas. Priman la fuerza y la espontaneidad. Así, el papel de la comunidad es tal que el individuo no se destaca. A partir de 1830, bajo la influencia de la industrialización de Inglaterra, se desarrolla un proceso de cambio en las public schools, que se acompaña de una transformación decisiva en la práctica del juego de pelota. La estabilidad de la sociedad se tambalea gracias a la ascensión de la burguesía, ésta consigue extender su dominio hacia los colegios, que sufren grandes cambios encaminados a restaurar la autoridad de los maestros a costa del sistema en vigor entre los alumnos. Los alumnos sufren una pacificación, que favorece la aparición de un juego fundamentado en reglas precisas, puestas por escrito, de una manera menos brutal, que impone el control sobre sí mismo y resalta más la individualidad sobre lo grupal. La agilidad comienza a prevalecer sobre la violencia.
Hacia 1845, los alumnos de las public schools deciden transcribir las reglas de su juego para hacerlas duraderas. Éstas prohíben el uso de las manos y las patadas en la tibia: se forma el dribbling game.
A fines de la década de 1860 se produce la expansión del fútbol en el plano regional y en el social. Nacen muchos clubes en torno a las parroquias y pubs, que ofrecen un lugar para ponerse un uniforme, y muy a menudo disponer de un terreno. También aparecen clubes de empresas a partir de 1870. Sin embargo, los más numerosos son los equipos de empleados de los ferrocarriles. Otros clubes se crean en los barrios obreros. A partir del momento en que se atrae a las capas obreras y en que un público, cada vez más numeroso exige resultados y no sólo acciones individuales, la naturaleza del juego cambia para evolucionar hacia el juego colectivo de inspiración escocesa. Hacia 1876, el juego de pases o passing game, reemplaza al dribbling game, y el espíritu colectivo de los obreros suplanta también al individualismo burgués.
A fines del siglo XVIII y a comienzos del XIX, como consecuencia de nuevas relaciones sociales, el juego de pelota no tiene tanta influencia como en un principio. Solamente se mantiene gracias a su adopción por parte de los alumnos de las capas acomodadas que frecuentaban las public schools. Estos estudiantes se manejan en forma autónoma frente a este entretenimiento beneficiados por el vacío de autoridad de los maestros, socialmente peor situados. Hasta alrededor de 1830 los juegos conservan sus características generales en los colegios: organización difusa, informal, prácticas con reglas no escritas, cambiantes y evolutivas. En el caso de los partidos siguen sin diferenciarse las tareas y sin ponerse límites a las faltas. Priman la fuerza y la espontaneidad. Así, el papel de la comunidad es tal que el individuo no se destaca. A partir de 1830, bajo la influencia de la industrialización de Inglaterra, se desarrolla un proceso de cambio en las public schools, que se acompaña de una transformación decisiva en la práctica del juego de pelota. La estabilidad de la sociedad se tambalea gracias a la ascensión de la burguesía, ésta consigue extender su dominio hacia los colegios, que sufren grandes cambios encaminados a restaurar la autoridad de los maestros a costa del sistema en vigor entre los alumnos. Los alumnos sufren una pacificación, que favorece la aparición de un juego fundamentado en reglas precisas, puestas por escrito, de una manera menos brutal, que impone el control sobre sí mismo y resalta más la individualidad sobre lo grupal. La agilidad comienza a prevalecer sobre la violencia.
Hacia 1845, los alumnos de las public schools deciden transcribir las reglas de su juego para hacerlas duraderas. Éstas prohíben el uso de las manos y las patadas en la tibia: se forma el dribbling game.
A fines de la década de 1860 se produce la expansión del fútbol en el plano regional y en el social. Nacen muchos clubes en torno a las parroquias y pubs, que ofrecen un lugar para ponerse un uniforme, y muy a menudo disponer de un terreno. También aparecen clubes de empresas a partir de 1870. Sin embargo, los más numerosos son los equipos de empleados de los ferrocarriles. Otros clubes se crean en los barrios obreros. A partir del momento en que se atrae a las capas obreras y en que un público, cada vez más numeroso exige resultados y no sólo acciones individuales, la naturaleza del juego cambia para evolucionar hacia el juego colectivo de inspiración escocesa. Hacia 1876, el juego de pases o passing game, reemplaza al dribbling game, y el espíritu colectivo de los obreros suplanta también al individualismo burgués.
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