domingo, 20 de abril de 2008

ANECDOTAS - TERCERA ENTREGA

El jueves 2 de octubre de 1924 las selecciones de Argentina y Uruguay protagonizaron en el estadio de Sportivo Barracas un encuentro que pasó a la historia por varios motivos. Los charrúas se habían consagrado campeones el 9 de junio de ese mismo año en los Juegos Olímpicos de París, Francia, luego de doblegar en la final a Suiza por tres a cero, por lo que fue tal la inquietud que despertó el match entre los aficionados porteños que el domingo 28 de septiembre (fecha original del partido) sólo se disputaron algunos minutos porque una verdadera ola humana desbordó las instalaciones y, a falta de lugar en las graderías, se introdujo en el campo de juego.
Para evitar una situación similar, los organizadores del encuentro decidieron alambrar todo el perímetro de las tribunas, trabajo que fue bautizado como "alambrado olímpico" por el ingenio popular, ya que la barrera separaba a los concurrentes de quienes se habían apoderado de la medalla de oro en la capital gala. A poco de iniciadas las acciones, el jugador argentino Cesáreo Onzari -delantero del club Huracán- logró batir al arquero visitante Mazzali a la salida de un tiro de esquina. La conquista confundió a los concurrentes, ya que la mayoría ignoraba que el corner había sido reglamentado como tiro libre directo dos meses antes por la International Board, pero pronto las gargantas explotaron al comprobar que el árbitro Ricardo Vallarino -también de nacionalidad uruguaya- marcaba el círculo central. Esa notable anotación que quedó grabada en los periódicos de la época como "el gol de Onzari a los olímpicos" pronto fue calificada como "gol olímpico", y hoy en día así se denomina a tantos conseguidos directamente desde un tiro de esquina.
¿Cómo finalizó el partido? Ganó Argentina dos a uno (goles de Onzari y Domingo Tarascone para los locales, mientras que Pedro Cea descontó para los uruguayos).

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